Reflexiones a mitad de viaje

Recuerdo cuando Pau nos preguntó: Si pongo una línea y en un extremo están los pobres y en el otro los ricos, ¿Dónde nos encontramos nosotros? También recuerdo cómo intentamos de la manera más dulce explicarle que todo dependía de lo que se entendía por riqueza… y le dijimos aquello de: ¿Quién es más rico?… ¿Quién más tiene o quién menos necesita?

Esta pequeña historia en nuestra vida familiar, ha estado muy presente en este viaje. Es imposible recorrer este país sin reflexionar sobre la pobreza y sobre nuestro lugar en ella, qué papel jugamos como individuos afortunados que hemos tenido “educación” y hemos recibido beneficios de nuestra sociedad “civilizada”… Qué nos ocurre, qué sentimos cuando vemos de cerca esta vida vivida de forma tan simple, tan “salvaje”, tan “primitiva”.

La posibilidad de viajar por tierra es un regalo, y para viajeros con poco tiempo, no imagino una mejor manera de empaparse de la realidad cotidiana de este pueblo que camina…ha sido un regalo poder hacerlo, ya que así, junto con vivir y respirar esta realidad, nos ha permitido realizar muchos viajes interiores, reflexiones que se veían alimentadas por esa explosión de sensaciones que tu ventana te daba a cada segundo… Te veías interpelado a sentir, y si lo querías a ver qué te pasaba con esas sensaciones…

En mi caso, recordé que la imagen más fuerte que tenía de Etiopía era la del hambre, os recordáis aquel año 1986, en el cual todas las televisiones del mundo nos mostraban cómo el pueblo etíope moría de hambre…seguro que mis creencias estaban fuertemente ligadas a este recuerdo. Debo decir, que no vi nada de esto, pero pude entender cómo el agua si no cae de forma generosa puede alterar el frágil equilibrio de la tierra, que puede no entregar sus frutos y así la gente tan ligada a la madre tierra, lo puede sufrir.

La fuerte unión a la tierra, a la naturaleza, a sus ciclos, emociona…todos venimos de ahí, todos, en nuestra parte más esencial tenemos esa unión brutal y animal, pero la hemos perdido, ni siquiera recordamos que la hemos tenido muchas veces…decimos que nos gusta la naturaleza, o el campo, pero siempre intervenido con nuestro bienestar aprendido, enseñado y adoptado como necesario. Yo tengo esas creencias en mí, seguro. No podría vivir de la manera que ellos lo hacen, me costaría y mucho…hay muchos filtros en mí. Pero también sé que no soy quién para juzgar su manera de vivir, ni para decir que mi manera de vivir es mejor. La experiencia con el pueblo Dorze, que acaba de explicar Michel, nos sobrecogió…ver cómo eran capaces de utilizar la planta del falso banano de forma íntegra, para construir, comer, hacer cuerdas, y todo en trabajo comunitario, en cadena, te da un revolcón grande…lo hablamos con Michel en un momento que nos vimos impactados por la naturalidad de todo lo que veíamos, “algo” fluía…

Siento que esta experiencia, junta a las otras muchas vividas en las otras comunidades, me hicieron darme cuenta de que hay algo con la orientación de nuestras miradas…Ufff, a ver si lo logro explicar…

Como blancos en África ( y esto pesa mucho mucho), y con nuestra mirada “enseñada” o “aborregada”, siento que siempre tenemos o representamos una mirada vertical. Cada uno le puede poner la etiqueta que sienta, pero lo que es real es que no es una mirada horizontal, no es una mirada de tú a tú, es una mirada de “yo tengo algo que entregarte a ti”. Los que me conocen saben que para mi la conexión con el otro es un aspecto que cuido mucho, y aquí me costó, había que hacer un trabajo para conseguirlo, no bastaba con una mirada, no se llega de forma tan simple al corazón del otro. A algunos les he contado que los bebés o niños pequeños lloraban al verme, era nuestro color, nuestra piel blanca…

Muchas veces cuando me quedaba en silencio mostrando imágenes de nuestra familia y/o de paisajes de Chile, y estaba rodeada de gente… era cuando sentía algunos dedos tímidos que me apretaban los brazos, me tiraban los pelos o rozaban algún mechón de cabello…en esos momentos que siempre llegaban, era cuando podía sentir mejor la cercanía…me soltaba el pelo y dejaba que lo tocaran, les llamaba la atención el ver mis venas en los brazos y reían, reíamos, yo también intentaba ver sus venas y también tocaba sus cabellos. Acaso ¿No habían visto personas blancas? Seguro que sí, ¿Y habían tocado a alguna persona blanca? Pues talvez no.

Aquí viene otro asunto que también comentamos muchas veces con Michel, y es el supuesto bienestar que trae el turismo, viajar se ha convertido en un bien de consumo…imaginar por un momento lo que es que un día estás tranquilamente en tu aldea y de pronto llegan un tropel de jeeps blancos, con gente blanca y casi la mayoría con unas máquinas colgadas al cuello… ¿qué quieren estas personas? Pues la gran mayoría quieren tener una foto con una determinada tribu, y si para ello te debo pagar pues lo hago y luego a otra y a otra…se ha perdido mucho la interacción con el otro,” la mirada horizontal” … la fotografía de grandes fotógrafos creo que ha contribuido a ello también…hay libros hermosos sin duda pero el cómo han sido conseguidas las imágenes ya es otro cantar.

A mitad del viaje, siento que necesitaba compartir estas reflexiones…todas ellas, y muchas más, llenan mi corazón y me hacen sentir viva, y también agradecida de ser consciente de ellas…me enorgullece saber que puedo mirar a los ojos de la gente y sostener la mirada. Como también me enorgullece ver a Michel interactuar de forma tan natural con la gente, le veo como pez en el agua. Y, por supuesto, me enorgullece saber que Pau, desde su lugar de niño y hasta donde ha querido, ha podido ver esta realidad tan diferente, y se ha conmovido y ha sido capaz de expresar su emocionalidad.

Las reflexiones van más bien ligadas a nuestras vidas “civilizadas” y puestas siempre en una dirección exitista, hacia un futuro, que siempre debemos resguardar y legar…lo que ví, olí y sentí aquí en Etiopía es la importancia del presente, de la comunidad, de la mirada hacia el otro, de la “mirada horizontal”, y en mi caso particular, la fuerza de la energía de la naturaleza que siempre está a nuestro lado mostrándonos los ciclos de la vida.

Es una maravilla recordar que eso lo tenemos a nuestro lado siempre, no importa el lugar…Besos abisinios desde el corazón.

Mónica la patiperra.

Aquí os dejamos algunos vídeos divertidos que os pueden gustar:
Mónica rodeada de niños: https://youtu.be/Tn1GljnaYJo
Visitando una aldea: https://youtu.be/nRwk6oRZNj4
Saludando a niños Konso: https://youtu.be/IkCaD0E5wWk

 

 

 

 

 

 

 

 

 

4 comentarios sobre “Reflexiones a mitad de viaje

    • Gracias Pilarín por tus sentidas palabras…
      A ver si logramos acabar el libro de este verano, nos quedan unas cuantas entradas aún…sin prisas y sin pausas, que la memoria ya no es lo que era!
      Besitos linda, y buen retorno al cole!

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