Este es, sin duda, nuestro viaje más triste a Chile. Todo se precipitó muy deprisa con el empeoramiento de la salud del Tata Eugenio, lo que nos obligó a viajar a toda prisa para alcanzar a despedirnos de él. Por suerte logramos llegar a tiempo, aunque sólo fuese para acompañarle durante sus últimos días de vida.
Aunque Pau no tiene memoria de este viaje, estamos seguro que guarda los recuerdos de su breve encuentro con su abuelo en algún lugar de su corazón. Lo mismo con las semanas que siguieron, las que dedicamos principalmente a acompañar a la Meme y estar juntos en familia. La Ita también viajó desde Osorno a acompañarnos y aprovechar de estar con su hija y nieto, a pesar de los tremendos calores del verano en Santiago.
Más en proceso…