Para nadie fue una sorpresa que al verano siguiente volviesemos a elegir Portugal para nuestra vacaciones. Esta vez pudimos organzarnos mejor y nos fuimos 3 semanas completas, siempre a la casa de nuestros amigos en Caldas da Rainha.
Esta vez, además de regresar a muchos de los sitios que ya habíamos conocido el año anterior, como Tomar, Alcobaça, Obidos, y Sao Martinho da Oporto, aprovechamos de descubrir un montón de nuevos lugares del interior como la encantadora Constança y su observatorio astronómico, el Castelho D´Almoral, situado en una isla en medio del río, las Grutas de Mira de Aire, las Pistas de Dinosaurios de la Serra D´Aire, el balneario fluvial de Ferreira del Zezere, el Parque Buda Eden… y otros cuantos sitios que visitamos de pasada…
Por supuesto tuvimos tiempo para visitar nuestras playas favoritas nuevamente, aunque la mayoría de las veces terminamos regresando a Baleal, donde las olas son del tamaño perfecto para jugar, la arena es buenísima, y el kiosko y sus hamburguesas y patatas fritas eran irresistibles a la hora de la puesta de sol. También volvimos a reservar un día para visitar Lisboa y, aunque el tranvía 28 siguió siendo el centro de la atención y diversión de Pau, esta vez pudimos recorrer con más calma el centro de la ciudad, sus zonas de ocio, los miradores y alguna que otra tienda.
Quizás si lo más especial, lo más diferente, de este viaje fue el día en que fuimos a visitar a los padres de Celia, en su casa de campo a las afueras de la ciudad de Leiria. Ahí nos esperaba todo el familión, incluyendo la hemana de Celia y su pareja… fue un día muy entrañable, compartiendo la mesa con esta gente tan hospitaliaria y buenachona…