Cumpliendo 50 en las montañas de Etiopía

Como viene ocurriendo desde que salí de Chile, ahora mismo hace 24 años, prácticamente cada año me ha tocado pasar mi cumpleaños en un lugar diferente, durante algún viaje… así me ha tocado celebrar el cambio de año en lugares como Indonesia, Uzbekistán, Mongolia, Vietnam, Cerdeña, Portugal y por supuesto Barcelona… el año de nuestra luna de miel con Mónica lo pasamos en India (del norte) al igual que el año pasado, cuando nos tocó pasarlo en Cochin (Kerala, India)… no sé qué explicación o lectura tiene algo así,  quizás Mónica podría encontrar su “para qué” en la Astrología, pero seguro que tiene que haber algo…

Este año en que cumplía 50 no podía ser diferente… ya desde Abril pasado, cuando compramos los billetes, sabía que me tocaría pasar este importante “acontecimiento” en Etiopía, país con el que siento una fuerte relación, por lo que siempre sentí una gran ilusión de que fuese así… más tarde, cuando el programa cobró forma y caí en cuenta que para el 7 de Agosto andaríamos por la zona de las montañas Geraltha, la emoción fue creciendo, aunque debo confesar que internamente sentía que me apetecía preparar algo realmente especial para ese día… y no me refiero a un lugar donde salir de fiesta o cenar en un restaurante de lujo ni nada de ese estilo.

Buscando información en internet y literatura de viajes me enteré de la existencia de una agencia local del Tigray que ha logrado montar una oferta de tours activos muy interesantes por la zona, en los cuales la comunicad local está totalmente involucrada y, por lo tanto, se beneficia directamente de los ingresos generados… y dentro de lo que ofrecen me llamó la atención sus trekking por las aldeas de la zona, en los cuales se va durmiendo en pequeños y simples  alojamientos preparados especialmente por las comunidades, donde los “faranji” encuentran respuesta a todas sus excentricidades…. apenas lo vi supe que era así como quería pasar mi cumpleaños, caminando por aldeas de las montañas del Tigray (los que me conocen bien saben de mi debilidad por caminar por los cerros y convivir de cerca con la gente), así que lo organicé para pasar el 7 de Agosto en una aldea que se llama Enaf, a 3200 metros de altura!

Dadas las restricciones que nos imponía el programa, ya bastante avanzado, sólo pudimos organizar dos días y una noche de trekking, pero nos aseguramos que fuese lo más completa posible (es decir, lo más larga posible… los que me conocen bien saben de mi extraño gusto por coger el camino más largo y tortuoso…. algunos me acusan de ser algo masoquista). Así que desde Hawzein, desde donde estuvimos visitando las iglesias del Tigray, el día 7 nos fuimos al pueblo de Halloka (en Google lo más cercano que vais a encontrar es Adigrat), donde nos encontramos con Mulat, nuestro guía (el Rastafari que veis en las fotos) y los muleros.

A partir de ahí comenzamos a caminar a través de campos de cultivos, organizados en terrazas, de patatas, cebollas, cebada y trigo, que luego dejaron paso a bosques de eucaliptus (lo cual nos transportó por un momento de vuelta a Chile) y más tarde a un paisaje de pastos altos… tras cuatro horas llegamos a la gran meseta alta donde más adelante encontramos el hostal a orillas de un impresionante acantilado desde donde se domina la vista a los valles a sus pies y otras mesetas similares a menor altura. De verdad que el paisaje es espectacular, aunque no pudimos disfrutarlo mucho rato porque tan solo llegar al hostal la niebla lo cubrió todo, y al poco rato comenzó a llover de forma torrencial durante el resto de la tarde y prácticamente toda la noche.

Así que nos tocó refugiarnos al calor de nuestra habitación, más bien al calor de nuestra cama, donde nos metimos los tres a releer las cartas que muchos de vosotros me habéis dedicado con ocasión de mi cumpleaños… y aquí quisiera abrir un paréntesis para agradecer a todos los que habéis participado de esta iniciativa, y especialmente a Pau y Mónica, primero por haber tenido esta preciosa idea, pero también por el tremendo trabajo en que se embarcaron durante las últimas semanas en Barcelona, el cual mantuvieron en absoluto secreto… yo no sospeché ni me olí nada de lo que estaba pasando frente a mis narices (los Whatsapps de Mónica, las prisas de Pau por imprimir sus “trabajos”), así que la sorpresa y la emoción de este regalo tan especial fue completa! Por eso quiero aprovechar de agradecer a todo el mundo por dedicar un poco (o mucho) de su tiempo en enviarme unas líneas para recordar nuestra amistad, nuestros caminos recorridos en conjunto, nuestro cariño y amistad…. Gracias a todos, de todo corazón, me habéis emocionado y hecho muy feliz con vuestras palabras (de verdad espero ser merecedor de todas ellas)!!!

Además, a la hora de la cena me encontré el pequeño comedor con carteles impresos con felicitaciones de parte de la agencia, algunos en lengua local y con la fecha local (1 de diciembre del 2010)… quien hizo de cómplice de esta sorpresa fue uno de los muleros, que se adelantó a nuestra llegada… ahora entendimos porque tenía tanta prisa en llegar!. Una verdadera sorpresa preparada en equipo!. Luego nos prepararon una rica injera de verduras que nosotros aderezamos con un vino tinto de Etiopía, muy bueno por cierto, el cual nos invitó a la conversación al calor de un brasero… durante la noche llovió y llovió, y el día siguiente la neblina lo seguía cubriendo todo, privándonos de la vista a los paisajes… tras el desayuno y despedidas, comenzamos a caminar, al costado del acantilado, desde donde en ocasiones la neblina nos permitía tener una visión parcial de los valles… poco a poco fue aclarando y nosotros dale que dale a caminar hasta que comenzamos el descenso de una meseta a la otra, y a encontrarnos con más y más casas de campesinos…

En una de ellas paramos, la que resultó ser el hogar de nuestro mulero, donde paramos a tomar un café, probar una injera, y sobre todo a compartir con su familia… tras el descanso seguimos patiperreando por los senderos, perfectamente delineados con plantas de aloe vera y pequeños muros de piedra, entre campos de siembras muy bien cuidados…. un paisaje bucólico que no nos esperábamos ni hemos vuelto a ver en Etiopía. Más adelante nos encontramos con bosques de cactus gigantes y eucaliptus… finalmente, tras 6 horas de caminata, llegamos a un pueblo como otro, donde nos esperaba Yeshiwas, nuestro conductor.

De verdad es que no podría haber deseado un cumpleaños mejor que éste… en compañía de Pau y Mónica, mis dos amores, disfrutando de un paseo por la montaña, y recibiendo un regalo tan especial e inesperado s!

Un fuerte abrazo, Michel

 

 

 

 

 

 

10 comentarios sobre “Cumpliendo 50 en las montañas de Etiopía

    • Célia!
      Qué ilusión que estés viajando con nosotros!!!
      Mil gracias y un abrazo grande para ti, Jaime, Sara y Rodrigo.
      Ya nos veremos en Caldas!!!!

  1. Feliz cumplee Michel!!
    Me alegro mucho de que lo hayas pasado tan bien y que la linda sorpresa de Pau y Mónica haya resultado a la perfección ¡¡Felicidades!!

  2. Que lindo viaje y cumpleaños me alegra mucho saber de uds y verlos tan felices yo tambien les quiero agradecer a Pau y Mónica la sorpresa !!! Un gran abrazo !!!!

    • Hola Paulina!
      Gracias por tu mensaje y por viajar con nostros… fue toda una sorpresa encontrar una carta tuya entre los saludos que Pau y Mónica me tenían de regalo de cumpleaños!
      Un fuerte y abrazo y no dejes de acompañarnos 🙂

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