Templos de Ranakpur y Jainismo

Hemos querido escribir esta pequeña entrada para describir nuestra visita a los templos Jainistas de Ranakpur, y así explicar un poco sobre esta desconocida religión que prácticamente solo tiene adeptos en el norte de India, y cuya presencia en Rajasthan es bastante notoria.

Los templos de Ranakpur están a unos 90 kilómetros al norte de Udaipur, y los visitamos el día en que viajamos desde Deogargh a Jodhpur… es decir, el mismo día en que también visitamos la fortaleza de Kumbhalgargh. Pero, antes de comentaros sobre los templos, intento resumir lo más importante que hemos encontrado y descubierto sobre el Jainismo.

El Jainismo es una religión y filosofía autóctona de la India (concretamente de la cuenca del río Ganges, al nordeste del país). Su fundador fue Vardhamana Mahavira (599-527 a.C.), un contemporáneo de Buda, aunque su primer mentor fue posiblemente un personaje que se llamaba Parsva, que vivió alrededor del siglo IX, y del que apenas se tienen datos. El Jainismo surgió como reacción al elitismo del sistema de castas hindú, a la confusión que conlleva la adoración de tantas deidades, a la práctica del sacrificio de animales y a muchos de los rituales del Hinduismo.

El término Jainismo procede de la palabra “jina”, que señala a una persona que ha superado el apego a este mundo y ha ganado la victoria del conocimiento y la iluminación.. por lo tanto, simplificando mucho, el Jainismo es una religión que busca alcanzar la liberación del ser humano mediante la adhesión de un dogma muy estricto de conducta. Los jainistas consideran que la salvación consiste en conquistar la existencia material a través de la adhesión a una disciplina ascética estricta, liberando así al alma de la obra del karma y lograr la bendición eterna. 

Uno de los dogmas centrales del jainismo es la práctica del “ahimsa” (no violencia), la cual se desarrolló a partir de la creencia de que, puesto que en la reencarnación una persona podía volver a la vida en forma de animal o insecto, ninguna criatura viviente debe ser herida. Esta palabra quizás os suene, porque la usaba Gandhi para describir su postura de no violencia, bajo ninguna circunstancia… y no es raro que haya sido así, porque el padre de Gandhi era jainista y mamó de esta filosofía durante toda su niñez.

En la práctica, el ahimsa lleva a los adeptos al extremo de, para evitar el daño accidental a las criaturas, los jainistas deben llevar mascarillas en la nariz para evitar la inhalación de insectos y barrer bien el suelo que van a pisar. Además, por supuesto su dieta es estrictamente vegetariana, aunque más bien son veganos porque junto con no consumir ningún tipo de alimento que provenga de seres vivos, tienen prohibido el uso de artículos de cuero (incluso para quienes visitan sus templos), y en esto son rigurosos.

En el camino hacia la iluminación, los monjes y las monjas jainistas pronuncian cinco votos: ahimsa, no hacer daño a ninguna forma de vida; satya, decir siempre la verdad; asteya, no robar; brahmacharya, abstinencia sexual; aparigraha, renuncia a todas las ataduras y bienes terrenales. La comunidad secular, sin llegar a estos extremos, si que dirige su vida siguiendo estos preceptos de forma algo más flexible.

Existen únicamente seis profesiones que son tradicionalmente aceptadas por los jainistas: trabajos en la administración pública, escritores, trabajos relacionados con las artes en general, granjeros, comerciantes y artesanos. Además, se les prohíbe ser agricultores, puesto que la producción y venta de algunas futas y verduras implica la muerte de un ser vivo.

Por otra parte, los jainistas no creen en un único dios ni rezan a los dioses para que les ayuden. En su lugar, confían en guías espirituales o jinas, que les entrenan en los principios básicos de la doctrina: ascetismo, meditación y autodisciplina. En cuanto a su cosmologíala tradición jainista es atea, pues en ella no existe el concepto de la creación del universo por un Dios. Se considera que el cosmos es eterno e indestructible, y en él existen componentes “vivientes” y “materiales” en flujo continuo.

Un concepto esencial en esta religión es el de karma (es distinto del de los hindúes y budistas). Para los jainistas se compone de finas partículas que se adhieren al alma, modelándola de forma gradual y aportándole un peso que la ata a la tierra. Todas las acciones, sean buenas o no, producen cierta materia kármica que se adhiere al alma, pero las malas acciones producen un karma más pesado, del que es más difícil liberarse. La liberación de la rueda de renacimientos tiene lugar en dos planos.

Al abandonar la acción, es posible prevenir la aparición de un nuevo karma, y mediante la penitencia, centrada en la vida de austeridad, es posible alejar el karma ya adquirido. Por eso, la no violencia absoluta y la muerte voluntaria por hambre eran rasgos de la vida del fundador Mahavira y de otros santos jainistas, a los que se conoce con el nombre de “thinthakara”.Los tirthankaras son seres que alcanzaron la trascendencia y liberación y, por ello, son maestros que enseñaron el camino jainista. 

Alejados del devenir del cosmos, no intervienen de manera alguna en él, sirven solamente como ejemplos a seguir. En teoría, todos los seres pueden alcanzar ese estado perfeccionándose a través de muertes y reencarnaciones hasta convertirse en tirthankaras. En esto se parece mucho al Budismo y al proceso para alcanzar la Iluminación y convertirse en un buda, aunque para el Jainismo existen solo 24 thirtankaras que ya han vivido y alcanzado la iluminación, y no se espera que regrese ninguno más a la Tierra.

En la antigüedad, hasta el siglo XVII aproximadamente, el Jainismo gozó de bastante popularidad en la sociedad de India, lo cual quedó reflejado en la presencia de templos jainistas en las fortalezas y ciudadelas que hemos estado visitando en este viaje, como en Chittorgargh, Deogargh y Jodhpur. Sin embargo, el Jainismo en India hoy en India es muy minoritario, calculándose en unos 4 millones los fieles, distribuidos principalmente en los estados del norte de India como Gujarat y Rajastán.  

En el caso de Ranakpur, estos templos fueron construidos en el siglo XV, a lo largo de unos cincuenta años, por encargo de un rico comerciante, ministro del Maharajá Kumbha. Desde fuera el templo principal no parece muy interesante, porque tiene una apariencia robusta, como una gran mole . Sin embargo, tal como se entra se descubre un espacio enorme, en el que todas las superficies disponibles (paredes, techo, columnas) está completamente tallado con finas esculturas y bajo relieves. Con unos 1500 metros cuadrados, y unos 33 metros de altura, el templo está construido íntegramente de mármol blanco, y está dedicado al primer thirtankara Adinath, el más común de ver en los templos jainistas de India por ser el más popular al parecer. 

En su interior, el templo es realmente impresionante, tanto por su tamaño como por el refinamiento y riqueza decorativa. Pero, al mismo tiempo, por la sensación de paz que llena el espacio y que nos trasmitió enseguida. Alrededor de un espacio céntrico y cuadrado, se organizan en diferentes niveles hasta 29 capillas y salas de oración, y sobre todo, cientos de pilares, cúpulas y capiteles, todo tallado hasta el último centímetro. Dicen que en total existen 1444 columnas sosteniendo el templo, y que todas con tallados distintos entre si (no las comparamos todas, pero las que comparamos eran todas diferentes), y que todas están rectas, menos una… se supone que hay que buscarla hasta encontrarla, pero por más que miramos nosotros no dimos con ella. Al preguntar el motivo de este “fallo”, te explican que Dios es perfecto, pero el hombre no lo es, y esta columna torcida lo representa. 

A pesar del calor y humedad del exterior, en su interior pudimos disfrutar de un frescor muy agradable, rodeados de un ambiente suave, íntimo, amoroso que te lleva a la calma y la introspección. Justamente creo que lo más increíble del templo, y nuestra visita, fue que a pesar de lo sobrecargado y lo complicado que podría resultar su arquitectura y tallados, nuestra sensación fue siempre de paz y armonía. Sin duda Ranakpur es un lugar muy especial, asombroso en muchos sentidos, que aún no es muy conocido por el mundo del turismo pero que es unos de esos “imperdibles” que vamos acumulando en este viaje.

Un abrazo a tod@s y hasta pronto!

Michel

2 comentarios sobre “Templos de Ranakpur y Jainismo

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