Maratón de trenes!

Y llegó el día en que nos tocó tomar el primer tren nocturno, otra nueva experiencia para los tres, pero especialmente para Pau. Al final no fue sólo un tren el que tomamos, si no que dos, como preliminares para el plato fuerte, el “tren juguete” que asciende más de 1500 metros de desnivel hasta llegar a la ciudad de montaña de Ooty (ahora se llama Udhagamandalam, pero más sencillo es Ooty, ¿no?).

Lo cierto es que el tener la experiencia de tomar este mítico tren, que los ingleses implementaron para acceder a esta estación de montaña huyendo del calor de las planicies durante los meses de los monzones, era el gran objetivo de esta maratón de trenes. Y la cosa resultó genial, más fácil de lo esperado, si bien llegamos al final de trayecto muertos de cansados…Sin duda, Pau fue el gran protagonista de este maratón, disfrutó y aguantó con mucha ilusión todo este escenario completamente nuevo en su vida…sin olvidar, que como viene siendo una costumbre en este viaje, es habitualmente foco de atención de familias enteras, les produce mucha curiosidad y alegría ver a un niño recorriendo su país…y siempre piden inmortalizar el encuentro con un “selfie”…

Vamos por parte. Para llegar a tomar este tren tirado por una locomotora de vapor, primero tuvimos que tomar un tren nocturno desde Cochi, que salió a las 22:20 en dirección a Coimbatore (el tren es el Expresso Karaikal 16188, por si alguien lo quiere “googlear”). Antes, en la misma estación, nos juntamos con Sunil y Venu, las dos personas que trabajan en la oficina de Cochin de “Travel Spirit International”, el operador turístico que represento en España. Ellos son, en gran medida, los responsables de que hayamos podido disfrutar de los hoteles en que hemos estado en el sur (en Cochin volvimos a estar en un hotel de la misma cadena que el Spice Village y Marari Beach, que se llama Eight Bastion), así que este encuentro era necesario para agradecerles su enorme ayuda para hacernos el viaje mucho más cómodo de lo que hubiéramos pensado (y podido pagar!).

En fin, este primer tren estaba muy bien, y nuestra cabina “semi privada” (para 4 pax) y con aire acondicionado, todo un lujo. De hecho, ha sido la primera vez que Mónica y yo hemos viajado en un tren con tantas comodidades, así que para nosotros también tuvo el sabor de la primera vez. El que alucinó y estaba pletórico de alegría y excitación fue Pau, que no paraba de pasearse por el vagón, comentar todo lo que veía y alabar lo “bien que está este tren”. Al final, entre una cosa y otra, nos logramos dormir, entre sábanas limpias, a eso de la medianoche.

Mala cosa, porque a las 03:00 de la madrugada tuvimos que levantarnos y apearnos del tren en Coimbatore, y esperar la llegada del siguiente tren con destino a Metapalaiyam, que es donde comienza el recorrido del tren juguete. Aquí la cosa ya fue más violenta, porque cualquiera que ha estado de noche en una estación de trenes en India, sabrá que la fauna humana es de lo más variada y el escenario puede llegar a ser bastante dantesco, con gente durmiendo por todos sitios, incluídos andenes, escaleras y pasillos, entre los que hay muchos mendigos, gente que parece vivir en la estación, y simples viajeros que se han visto atrapados en la estación con sus paquetes, igual que nosotros.

Así que, compartiendo el tiempo y espacio con esta gente, y un montón de perros callejeros, estuvimos dos horas esperando nuestro tren… era tanta la excitación, que nadie durmió. Eso sí, apenas pudimos subir al segundo tren, esta vez en tercera clase sin aire acondicionado, caímos rendidos de inmediato (por eso no hay fotos de este trayecto J). Lo malo es que este segundo trayecto duró sólo una hora, así que a las 6:00 ya estábamos nuevamente con las mochilas al hombro en busca del andén de salida de nuestro esperado tren juguete.

Desde la estación ya se divisaban a lo lejos las montañas Nilgiri, nuestro destino final, donde Ooty se encuentra anidada por sobre los 2200 metros de altitud. Como íbamos de subida, la locomotora a vapor se puso detrás del último vagón (sólo tiene 4 vagones), y a las 07:10 en punto, se puso a resoplar y lanzar humo para ponernos en movimiento. Muy lentamente fuimos dejando atrás las planicies y sus campos de cultivos, y poco a poco comenzamos a ganar altura, cruzando largos puentes que salvaban intrincados cañones, así como estrechísimos y oscuros túneles. La naturaleza se volvió exuberante y salvaje, con tupidos bosques cubriendo cada centímetro de las laderas.

Fue una gozada total el poder disfrutar de las vistas que nos regalaba el tren en su recorrido, y toda una experiencia sociológica compartir la experiencia con nuestros compañeros de vagón, que estaban exultantes de alegría y no perdían ocasión para expresarla. Como cuando, cada vez que cruzábamos un túnel, se ponían a aullar… como decimos en Chile, “se portaban peor que un cabro chico”.

Tuvimos además varias paradas en estaciones, por llamarlas de alguna manera, donde el maquinista y compañía aprovechaban de llenar de agua los depósitos, mientras el resto nos dedicábamos a tomar fotos del paisaje y a juguetear con los monos que, buscando la comida de la gente, se nos acercaban muy cerca, demasiado en caso de verte con algo de comida en la mano…

Sobre los 1500 metros el bosque comenzó a dejar espacio a las primeras plantaciones de té, el famoso té de Nilgiri,y sobre los 2000 metros la lluvia se hizo presente y el paisaje se volvió gris y melancólico, pero siempre hermoso. Finalmente llegamos a Ooty a las 12:00, 5 maravillosas horas más tarde, y nuestra aventura en esta localidad volvió a comenzar…. negociar el precio de la carrera hasta el hotel con el conductor del rickshaw, check-in en el hotel, ducha y de patitas en la calle a buscar un lugar tincudo para comer para recuperar energías y poder seguir descubriendo los secretos y encantos de una nueva ciudad en India.

Al final fueron 14 horas de viaje, entre trenes y esperas, y a pesar del cansancio, los tres coincidimos que había valido mucho la pena, y volveríamos a repetir si hiciera falta… aunque no nos quedan jornadas tan maratónicas de tren, aún nos quedan dos trenes nocturnos, y los pensamos disfrutar a tope!

Besos y abrazos,

Michel

5 comentarios sobre “Maratón de trenes!

  1. Tan chulo, peculiar y emocionate todo que el cansancio ya se olvida….imagino bien a Pau, como si lo hubiera visto y oido!!!! Me acuerdo de pequeno cuanto le llamaban l’atencion los trenes!!!
    Un beso enorme y descansador a los patiperros mas guapos que conozca, que sigan disfrutando!

    • Linda Sere!
      Y hoy día toca tren y luego avión…ya te imaginarás la ilusión de Pau!
      Prepárate, que te interrogará sobre este avión en particular!!!
      Besos para los cuatro y feliz regreso a casa patiperros!
      Monica y sus chicos!

    • Elena querida, podríamos intentar buscar algún lugar donde se pueda viajar en tren nocturno…tiene que ser más cerca que India eso sí! o esperar a que pasen algunos buenos años para repetir viaje…quizás lo puedas hacer con Pau y grupo de amigos en unos añoa más! Besitos y te quiero mucho!
      Mónica&chicos

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